El 20 de noviembre de 1988, mientras los dirigentes de la Iglesia de la Cienciología eran detenidos por el juez Vázquez Honrubia en el hotel Meliá Castilla y mientras los ummitas revelaban nuevas informaciones a sus incondicionales en el hotel Sanvy, ocurrían muchas más cosas en Madrid. Cientos de neonazis y componentes de diferentes colectivos de ultraderecha se reunían en el valle de los Caídos para conmemorar el aniversario de la muerte de Franco. Un ritual que se repite todos los 20 de noviembre desde 1976.
Entre esos manifestantes que enarbolaban esvásticas, cruces gamadas y banderas españolas, brazo en alto, destacaban los miembros de CEDADE. Podríamos datar el nacimiento del Círculo Español De Amigos De Europa (CEDADE) el 3o de septiembre de 1966, fecha en que el gobierno provincial de Barcelona aprobó sus estatutos. Sin embargo, los fundadores de esa asociación, lógicamente, no nacieron ese día. Y, como las ideologías no son un fenómeno espontáneo, sino un proceso lento, podemos intuir que quienes crearon esa asociación simpatizaban con el nazismo mucho antes. De hecho, en la época anterior a CEDADE, los pioneros del nazismo español, aún no organizados, mantenían tímidos contactos con grupos fascistas y ultras de todo el mundo, incluido el Ku Klux Klan.
Sin embargo no voy a profundizar en el origen del nazismo español posterior a la guerra, sugiero el desapasionado y apasionante ensayo de Xavier Casals Neonazis en España (Grijalbo, 1995) para quien desee ahondar en ese período histórico.
CEDADE es el punto de referencia del nazismo español contemporáneo, que se presentó en sociedad el II de enero de 1967, en los salones de Ricart (Barcelona) y que publicaría su primer boletín pro nazi en marzo de ese año. Aquel primer núcleo de CEDADE, presidido por Ángel Ricote y sus compañeros falangistas y fascistas, no tardaría en ampliarse con la afiliación de nuevos simpatizantes de la extrema derecha, procedentes de diferentes sectores políticos y sociales del país. Algunos de ellos, como Ramón Bau o Pedro Varela, fueron personajes claves en la historia del nazismo español.
No puedo pasar por alto que un año después, en 1969, surgió en escena el Partido Español Nacional Socialista (PENS), una alternativa a CEDADE con mayores aspiraciones políticas. En aquel año, el recién estrenado Seced de Carrero Blanco se esmeraba por controlar los grupos subversivos que pudiesen originarse entre la juventud española, utilizando para ello, entre otras, una de las técnicas más antiguas de control de masas, la contención del debate. El servicio secreto español potenció entidades como la Asociación Nacional de Universitarios Españoles, con objeto de canalizar y controlar a los posibles elementos subversivos. Y de la misma forma intentó controlar a los jóvenes nazis de los incipientes núcleos activistas, como PENS, ofreciéndoles un pacto de colaboración. De esa forma, las publicaciones Nuevo Orden y Europa Joven, editadas por el PENS se pudieron multiplicar, de unas docenas de fotocopias, a 15oo ejemplares ciclostilados a cuenta del Seced.
El PENS seguía las sugerencias del servicio secreto de Carrero Blanco y le informaba sobre sus actividades. En los años sucesivos, el PENS establecería contacto con otros grupos de afinidad ideológica, como los seguidores de Blas Piñar y Fuerza Nueva. Por cierto, en aquella época, 1971, el director de PENS era Ernesto Milá, a quien me referiré posteriormente, y habían conseguido que el Seced les pagase un local social, en la plaza Medinaceli de Barcelona. Según Xavier Casals y el mismo Ernesto Milá, en aquellos años diferentes dirigentes nazis, como R. Bau o J. Mota de CEDADE, asistían a cursos organizados por el Seced a través de Acción Universitaria Nacional (AUN) —no confundir con la Alianza por la Unidad Nacional, de Ynestrillas, que merecería un capítulo aparte—.
La instrumentalización que hacía el servicio secreto de los nazis españoles era notable:
«El Seced utilizó a las organizaciones de ultraderecha con finalidades diversas y, cuando la situación política lo requirió, no dudó en elaborar materiales contra estos mismos grupos, mientras alentaba su actuación. El Seced, por ejemplo, editó una octavilla de una fantasmagórica asociación condenando los atentados del PENS. El hecho, aparentemente anecdótico, ilustra la táctica del Seced: contrarrestar el radicalismo de extrema izquierda con el de la ultraderecha.»
«Aceptamos ser instrumentalizados... con la ingenua creencia de instrumentalizar al instrumentalizador», declaró Ernesto Milá, que poco después fundaría el Frente Nacional de la Juventud. Durante esos años, concretamente en 1973, CEDADE comenzó su expansión y se constituyeron delegaciones en otras ciudades españolas. La de Madrid, inaugurada el 3o de marzo, fue impulsada por los hermanos Jesús e Isidro Juan Palacios. Posteriormente se estableció en Portugal, creando sucursales nazis en Lisboa, Oporto, Ovar, Vila Nova de Gaia y Guimaraes. Casi al mismo tiempo, y de la mano de Carlos Romero —un cubano anticastrista afincado en Miami—, se llegó a editar una revista CEDADE en Miami, en un intento de cruzar el charco y asaltar el mercado ultra norteamericano.
Durante los primeros ochenta, el nazismo español gozó de buena salud, como demuestran la ingente cantidad de revistas y publicaciones que surgieron en tomo a CEDADE: Ataque, Tizona, Halcón, Raza y Estirpe en Madrid, Aitor en Pamplona, Año Cero —no confundir con la revista esotérica— en Alicante y Palma de Mallorca, Europa Nacional-Revolucionaria en Murcia, Orden Negra en Zaragoza, Waffen en Sevilla, etcétera. Y por esas fechas surgió una corriente entre los ultra católicos históricos de CEDADE y un nuevo movimiento de inspiración pagana y nietzscheana, que produjo algunas distensiones entre la cúpula neonazi. Entre los jóvenes neopaganos que se acercaron a CEDADE en los años ochenta terminé descubriendo a los cabecillas de algunas de las logias satánicas más importantes del país, como Juan José Comas García —detenido junto con otros dos líderes satánicos en 1999, por la Policía Nacional barcelonesa— y José C., último presidente de la Iglesia de Satán en España, funcionario del Ministerio de Justicia y colaborador directo del Cesid.
Pero también fue en esa década cuando comenzó el declive de la ultraderecha española. Los viejos combatientes que habían luchado con Franco eran mayores y la intentona golpista del 23 de febrero de 1981 se había estrellado contra una democracia ya consolidada en España. Las aspiraciones políticas de CEDADE se fueron haciendo cada vez más remotas, su intento de convertir su revista en una publicación comercial resultó un fracaso (tiraron 1o.000 ejemplares y sólo vendieron 3.000); J. M. Iniesta y R. Bau dejaron la dirección de CEDADE en 1983 a Pedro Varela... Vamos, que era el momento de cambiar de estrategia. Y «casualmente», por esas fechas, surgió el Hitlerismo Esotérico en España.
Continúa en la parte II...
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