Las tensiones provocadas en torno a Katmandú por los rebeldes maoístas se convirtieron en violencia explicita, atentados y homicidios, cuando Al Quaeda asesinó en Irak a 12 trabajadores nepalíes, secuestrados días antes. Los integristas musulmanes de “Ansar al-Sunna”, seguidores de Ben Laden, no tuvieron piedad a la hora de ejecutar a los 16 rehenes.
Nepal, un país pobre, cuenta entre sus mayores ingresos las remesas de los emigrados. Se cree que unos 17.000 se encuentran en Irak. Según las familias de los ejecutados, habían firmado un contrato para trabajar en Jordania, pero que fueron privados de sus pasaportes y enviados a Irak.
Aquellas muertes desataron las ira de la comunidad budista, cristiana e hinduista, contra la comunidad islámica de Nepal. Miles de personas se concentraron en las principales calles de Katmandú para protestar por los asesinatos, al grito de "¡Queremos venganza!"
Centenares de jóvenes tomaron por asalto locales de Qatar Airways y de Aerolíneas Internacionales Paquistaníes, además de las oficinas del diario Kantipur y de un canal de televisión. Los manifestantes saquearon también unas 20 agencias de empleo, a las que acusan de reclutar nepaleses para enviarlos a Irak. Al amanecer irrumpieron en la mezquita Jama Masjid, el único lugar de oración para los musulmanes de la capital, y prendieron fuego a las alfombras y los muebles del templo. La policía anti-motines intervino con golpes de bastones y tiró gases lacrimógenos. Por lo menos dos personas murieron durante los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
Esa mañana nos despertamos con los disturbios, sin embargo habíamos conseguido, tras complejas gestiones, permiso para visitar el Templo de Sai Baba más importante del país, y sabíamos que o lo hacíamos ese día o ya no tendríamos otra oportunidad, así que conseguimos convencer a un taxista, por un no módico precio, para que nos llevase a las afueras de Katmandú, al templo del santón mas famoso de Asia.
Las polémicas que persiguen a Sai Baba en su país, India, parecen no haber llegado hasta el vecino Nepal. Allí son miles los seguidores de este milagrero que, según sus devotos, reproduce todos los milagros de Jesús de Nazaret, y los supera: curación de enfermos terminales, multiplicación de panes, resurrección de muertos, etc.
Habíamos averiguado que en las afueras de Katmandú vivía una adinerada familia, cuya madre de familia había muerto en Putaparti, asrhan de Sai Baba en el sur de la India, siendo resucitada por el santón… o al menos eso decían los rumores. Llena de gratitud, a su regreso al Nepal, habría invertido parte de su fortuna en edificar un templo a Baba en el que, según sus seguidores, se producían todo tipo de fenómenos sobrenaturales. Estaba claro que no podíamos dejar pasar aquella oportunidad.
Cruzamos la ciudad a toda velocidad, intentando esquivar los focos de revuelta, las cargas policiales y los contenedores incendiados, hasta llegar a la casa-templo, y allí pudimos entrevistarnos con la familia de la ultima “resucitada” por Sai Baba. Desgraciadamente el informe médico que nos mostraban, intentando probar el supuesto milagro, no estaba firmado por un médico independiente, sino por uno de los trabajadores de uno de los hospitales propiedad de Sai Baba… algo que no ayudaría a convencer a ningún escéptico.
Pudimos ver las huellas de los pies y las manos que supuestamente habría dejado el “fantasma” de Sai Baba al materializarse en aquel templo, así como las fotos de Sai Baba desbordantes de vivuthi materializado, por no hablar de los extraños mensajes supuestamente materializados en frutas o en pergaminos, sin que nadie “corporeo” los hubiese escrito, o unos pequeños pies de oro, encerrados en una urna de cristal, que representan los pies de Baba, y que supuestamente caminan solos por el interior de la urna dejando las huellas de su desplazamiento sobrenatural sobre la arena, etc, etc, etc.
Resulta fascinante, para todo buscador, contemplar el fervor con el que los devotos defienden la sobrenaturalidad de aquellos supuestos prodigios, y en que en Nepal, al menos para los creyentes, lo mágico, por increíble que pueda parecer, siempre es posible…
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