Ir al contenido principal
ENCUENTRA LOS LIBROS DE MANUEL CARBALLAL EN AMAZON


.


¿QUIÉN FUÉ CARLOS CASTANEDA?

.


ESA COSA QUE LLAMAMOS OVNIS



- Oye Lucas, ¿tú crees en los OVNIs?

- ¡Pues claro Fermín! ¿Porque vamos a ser los humanos los únicos seres vivos del universo...?

Esa conversación nos suena familiar. Se ha repetido infinidad de veces en charlas de sobremesa, tertulias de café o reuniones familiares por todo el mundo occidental. Los términos OVNI y nave extraterrestre se han convertido en sinónimos indivisibles a causa de la influencia psicosocial de la cultura occidental (fundamentalmente norteamericana) en el mundo "civilizado". Pero ambos términos no han de significar necesariamente lo mismo.


En la actualidad casi todo el mundo (occidental) sabe que la palabra OVNI (en realidad cuatro iniciales sustantivadas) significa Objeto Volante No Identificado. Rápidamente ese concepto se relaciona con un "Platillo Volante" lleno de marcianitos verdes. Sin embargo los OVNIs no han de ser necesariamente Objetos, ni siempre son Voladores, y tan solo deben ser No Identificados para el observador. En otras palabras, cualquier cuerpo, sustancia o fenómeno, de desplazamiento aéreo en algún momento, y naturaleza desconocida para quien lo ve es un OVNI. 

Difícil lo tiene el ufólogo para delimitar su campo de estudio. Una inversión de temperatura, una conjunción planetaria, una aeronave experimental, un aerostato militar secreto, una bandada de pájaros en el crepúsculo, un halo lunar, unos láser de discoteca en un cielo nublado o un rayo globular, en determinadas circunstancias y ante un testigo no familiarizado con esos "fenómenos" aéreos, pueden ser "auténticos" OVNIs.

Y por si esto no fuese bastante, todo un amplio abanico de fenómenos mecánicos, terrestres, espaciales, marinos e incluso psicológicos han venido sumándose, con el paso de los años, a ese abstracto campo de la cultura occidental que llamamos "Fenómeno OVNI". Ecos No Identificados detectados en un radar, huellas circulares en un campo calcinado, desapariciones "extrañas" en el Triángulo de las Bermudas, percepciones psíquicas de "mensajes" y "entidades", detecciones radioastronómicas de señales "inteligentes"... la lista es inmensa.

Y nuevamente un tráfico aéreo sin plan de vuelo, un círculo de hongos en la campiña, el naufragio de un barco sin radio-baliza, alteraciones del lóbulo temporal o fenómenos hipnogógicos, o la captación de un Quasar en un observatorio radioastronómico, pueden presentarse como "pruebas" de la presencia extraterrestre en nuestro planeta.

Sin embargo los únicos "OVNIs extraterrestres" que puede aceptar nuestro actual paradigma científico serían los asteroides y meteoritos que, al entrar en la atmósfera terrestre, se inflaman provocando -a veces- avistamientos de fenómenos luminosos atípicos en los cielos. Y si esos meteoritos, como ha ocurrido en algún caso, contienen elementos orgánicos (microespóras, hidrocarbúros, etc), verdaderamente estaríamos ante un OVNI "tripulado" por extraterrestres. Pero temo que no son esos "extraterrestres" a los que se refieren los relatos recopilados por los ufólogos en todo el planeta.

Así pues, vemos que existen un sinfín de posibles fenómenos y circunstancias atmosféricas, astronómicas, aeronaúticas, psicológicos, etc, que pueden responder a muchos de los incidentes OVNI que llegan a los archivos ufológicos. Pero hay otro elemento, incómodo y poco tratado por los ufólogos, que puede explicar a algunos casos OVNI: el fraude.

La extraordinaria popularidad del mito extraterrestre por un lado, y el indiscutible interés intelectual del fenómeno OVNI por otro (ya he dicho que no son lo mismo) en la cultura consumista occidental ha supuesto un atractivo movil para infinidad de tendenciosas manipulaciones, engaños y mentiras. 

Por un lado el creciente número de Nuevos Movimientos Religiosos (N.M.R.) que incluyen el mito extraterrestre en sus mensajes milenaristas ha convertido el contacto OVNI en un potencial modus vivendi que algunos desaprensivos aprovechan para lucrarse a costa de las necesidades espirituales de las gentes. Por otro lado, intelectuales frustrados por su mediocridad científica han encontrado en la crítica indiscriminada y el ataque visceral contra todo lo relacionado con los OVNIs, el apoyo y beneplácito de la comunidad académica que no han conseguido con trabajos realmente científicos, convirtiéndose en negadores sistemáticos de todo caso OVNI. En ambos extremos, alentando el mito extraterrestre, y negando el fenómeno OVNI, crédulos y pseudo-escépticos subliman su afán de protagonismo gracias a los No Identificados. Y algunos incluso obtienen buenos ingresos extra.


Pero entre ambos extremos persiste un universo de casos, fenómenos y personas sinceras, que nos relatan experiencias extraordinarias, a veces muy arropadas documentalmente. Desde 1947 los investigadores hemos recopilados miles de testimonios personales y evidencias de todo tipo (detecciones radar, fotos, filmaciones, huellas físicas, cicatrices en testigos, etc) que demuestran solo una cosa: el fenómeno OVNI supone uno de los campos más enriquecedores, fascinantes y extraordinarios de la cultura occidental.

Probablemente porque, en mi opinión, se trata en realidad de un conjunto de fenómenos de distinto origen, naturaleza e incluso intencionalidad, que tienen como único denominador común su naturaleza inidentificada para el testigo. Por eso merece la pena estudiar los OVNIs. No solo por la formación interdisciplinar que el ufólogo ha de ir adquiriendo con el tiempo, sino por el impagable enriquecimiento humano que supone el trato con otros seres humanos de diferentes credos, razas y culturas que comparten un encuentro con el misterio que, en ocasiones, cambiaría sus vidas para siempre.

Si además de todo eso contemplásemos la posibilidad de que otras formas de vida no humanas estuviesen detrás de un solo incidente OVNI, ese extraordinario acontecimiento científico y cultural justificaría todos los esfuerzos, sacrificios, riesgos y sin sabores que puede llegar a suponer la investigación del fenómeno OVNI en todas sus dimensiones y aspectos. Pero aunque eso no ocurriese, no importa.

Lo mágico y maravilloso de los OVNIs no es que nos demuestren que no estamos solos en el universo... lo extraordinario es que nos muestran que no estamos solos en este hermoso y maltratado planeta azul. La Tierra.


Comentarios

.

.

La Vida Secreta de Carlos Castaneda: Antropólogo, Brujo, Espía y Profeta.

La Vida Secreta de Carlos Castaneda: Antropólogo, Brujo, Espía y Profeta.
PARA MÁS INFORMACIÓN O COMPRAR EL LIBRO, PINCHA ARRIBA EN LA IMAGEN.

.

.