Rogelio Jiménez comenzó a “volar” hace seis años. Al igual que hace más de 500 años, antes de la llegada de los primeros españoles a América, “hombres voladores” como Rogelio, retan a la gravedad en un ritual mágico al dios de la lluvia, cuyo origen se pierde en los albores de la historia.
Los “hombres voladores” trepan a lo alto de colosales postes, para después, atados tan solo por una cuerda a la cintura, colgarse durante varios minutos en una vistosa danza giratoria en la que ponen en juego sus vidas.
Pregunta: ¿En que consiste vuestro “vuelo”?
ROGELIO JIMÉNEZ: Utilizamos unas cuerdas de unos 18 metros, que nos dan la longitud suficiente para dar 13 vueltas al poste sagrado antes de llegar al suelo. Mientras “volamos” tocamos una flauta y un tambor, para pedir perdón al dios de la lluvia y solicitar sus favores.
P: ¿Cuándo se hacen estos rituales?
RJ: Todos los meses de junio, entre el 8 y el 17, se hace una celebración especial para este dios. Esto se hacia ya antes de la llegada de los españoles, aunque ahora se hace coincidir con la fiesta del Corpus. Pero hacemos demostraciones también en otras épocas del año. Y cuando se bendice un poste nuevo, se hace un ritual mucho mas complejo.
P: ¿En que consiste ese ritual?
RJ: En esos rituales completos participamos cinco “voladores” en lugar de cuatro. Uno se queda arriba, en el centro, representando al dios Sol, y los otro cuatro “vuelan” alrededor de él. Pero antes de colocar el poste, al hacer el agujero, se sacrifican un gallo negro y siete blanquitos, que se entierran bajo el poste. También se ofrenda un litro de aguardiene y 12 rosas. Y antes de subir, se bailan 24 sones abajo para pedir perdon al poste y pedirle que no haya accidentes.
P: ¿Y hay accidentes?
RJ: Si no se hace la ofrenda con respeto es posible. Hace poco en Puebla se quebró el poste y los cuatro “voladores” murieron.
P: Y cuando las ofrendas y el ritual se hacen bien ¿realmente los dioses mandan la lluvia?
RJ: Nuestro santo patrón es San Miguel Arcángel, y a el nos encomendamos. Somos muy creyentes. Yo no se si es cosa de San Miguel o Tlaloc. Pero al final, si que llueve...
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