Una parte de esa esencia mágica africana fué trasladada a América durante los siglos XVI y XVII. En esa época, los países europeos que habían "civilizado" el Nuevo Mundo comenzaron a trasladar indígenas africanos a tierras americanas en el vergonzoso tráfico de esclavos. A aquellos desgraciados les fue arrebatado todo -hasta a menudo la vida- en el nombre de Dios y de la civilización… afortunadamente algunos pudieron conservar en su interior sólo dos cosas, su religión ancestral, y los conocimientos “mágicos” heredados de sus médicos tradicionales.
De esta forma en Cuba, Jamaica, Brasil, Venezuela, República Dominicana o Haití, podemos encontrar a brujos y curanderos que han heredado de generación en generación, los secretos de esas formulas secretas, y ungüentos mágicos, que vimos en los mercados del Africa Islámica o del Africa negra…
Sin duda el ejemplo más expectacular, e imprescindible, es el increible “Putré”: el polvo Zombie.
Lejos de ser un producto de extraños sortilegios esotéricos, la zombificación es producto de una excepcional aplicación de la química natural por parte de los bokor . El polvo zombie es un compuesto elaborado a partir de un sinfín de productos de origen vegetal, animal y humano que, mezclados en su exacta proporción, producen el veneno más fascinante de la brujería afroamericana.
Extractos de plantas, huesos, tarántulas, sapos venenosos, gusanos y otros ingredientes no menos pintorescos forman parte de ese polvo zombi cuyo principal elemento radica en la tetrodotoxina contenida en el pez-globo haitiano. Esta sustancia es el veneno de origen animal más potente que existe.
Sería largo detallar en profundidad el fenómeno de la zombificación. Baste decir que una vez elaborado el Putré, una auténtica obra de arquitectura química, el polvo es depositado en el suelo donde pisará la victima descalza, o se le soplará a la cara con la ayuda de un guante de goma. El polvo entra en el riego sanguíneo a través de la epidermis. Llega al corazón y produce una muerte aparente. Al menos lo suficientemente aparente como para que los médicos certifiquen la defunción y el “zombi” sea enterrado vivo. Después el bokor (brujo vudú) acudirá al cementerio para desenterrar al “muerto viviente”, haciéndole ingerir otro veneno que lo mantendrá permanentemente amnésico.
Sin embargo, para los haitianos, los zombis son víctimas de un hechizo que les roba el alma, que los bokor conservarían en una botellas blancas muy temidas en Haití. Ellos no conocen el terrible secreto de sus brujos quienes, de la misma forma que conocen extraordinarias formulas curativas, conocen los secretos más siniestros de las plantas y los venenos de la naturaleza….Y esa interpretación mágica de los zombis, acompañada de la habitual y pretenciosa superioridad del hombre-blanco, ha hecho que durante años la medicina despreciase las posibilidades del Putré, y otros poderosos anestésicos naturales, conocidos por los médicos y brujos haitianos, y que podrían ser muy útiles en cualquier hospital del mundo.
Todavía hoy los bokor y los houngans (sacerdotes), conservan en secreto la mayoría de sus formulas mágicas. Y confieso que la animadversión que en Haití sienten por los hombres blancos hace especialmente difícil la investigación de esos secretos.
Precisamente las sociedades secretas haitianas, extremadamente violentas en algunos casos, son las encargadas de velar por la confidencialidad de esos secretos, que no han de salir del país en manos blancas…
PSICOLOGOS, MASAJISTAS Y TERAPEUTAS
No cabe dudad de que la música puede influir en nuestro estado psicológico, y por tanto en nuestra salud. Los cánticos, las danzas, y las catarsis que suponen muchas veces las celebraciones afro-americanas suponen una excelente terapia para los enfermos. Y eso lo sabían también los médicos tradicionales americanos mucho antes de que llegasen los hombres blancos o los negros con quienes luego serían mestizados.
Herederos de esa tradición médica precolombina son muchos “pais de santo” del Camdomblé o la Umbanda brasileña.
A pesar de su función religiosa, estos sacerdotes pueden presentar una dimensión médica y terapeútica, como los “medicos mágicos” de todo el mundo.
Yo mismo he asistido a sesiones de umbanda y candomblé, en las que, aparentemente, se produjeron curaciones espontaneas sorprendentes.
En una ocasión presencié como una mujer, que había sufrido un aparatoso accidente, que le había dejado una pierna maltrecha, llegaba al “terreiro” de Candomble con una la ayuda de dos familiares, ya que no podía andar por si misma. Durante el ritual el espíritu de “Boyadero” -un gaucho argentino- poseyó a la “Nai de Santo” que en todo momento, y a través de la medium que han cabalgado, se mostraba amoroso con la mujer, “como el padre que es con sus hijos”. Fruncía el entrecejo mientras escuchaba su problema, como si verdaderamente lamentase el dolor que sufría su devota. Por fin, comenzó a imponer las manos, y después a frotar enérgicamente la pierna herida. De vez en cuando se levantaba y propinaba fuertes abrazos a la mujer, que se dejaba hacer sin oponer resistencia. Más tarde me explicarían que de esa forma el loa estaba transmitiendo energía al miembro enfermo.
Después de unos minutos, la mujer empezó a doblar un poco la rodilla y volvió por sí misma a su asiento. Cuando, horas después, concluyó la sesión, yo mismo vi a esa mujer abandonar el terreiro por sus propios pies. Una visible cojera y las muletas que llevaba en la mano eran lo único que quedaba de su aparente discapacidad. A los ojos racionales de un escéptico europeo, probablemente fueron los masajes hábilmente ejecutados por las expertas manos de la medium los que sanaron a la enferma… porque al fin y al cabo todos sabemos que los dioses del Candomblé no existen… ¿o sí?
Existan o no son muchos los chamanes, médicos brujos y médicos tradicionales sudamericanos que conocen todos los secretos del cuerpo humano, y son capaces de obrar auténticos milagros a ojos de nuestros fisioterapeutas más expertos solo con sus manos y oraciones.
Don Felix Morales Ceballos, por ejemplo, es uno de los chamanes mexicanos más conocidos dentro y fuera de su país.
Nacido hace más de medio siglo en el humilde barrio de Santa Anita, en la localidad de Cuernavaca, fue educado en el seno de una sencilla familia de pobres recursos económicos. Desde niño manifestaba una gran energía, siendo un joven inquieto y travieso. Y fue precisamente durante una de sus correrías infantiles como descubrió sus poderes. Un amigo se lesionó seriamente y Don Félix se colocó a su lado, invocó a Dios y curó al niño utilizando solo su propia saliva. Desde entonces consagró su vida a la curación. Durante la entrevista que mantuvimos, Don Félix nos mostró alguna documentación referida a algunas de sus más espectaculares curaciones, "incluso levantar a un enfermo de su silla de ruedas".
Este conocido chamán mexicano se considera heredero de una tradición mágica ancestral:
"Cuando Hernán Cortés llegó a México -Nos explicaba Don Félix- llevaba con él soldados, sacerdotes, etc. Pero cuando la reina de España le dijo que le enviaría algunos doctores, él dijo que no los necesitaba, porque en México había mejores doctores. La ciencia, por medio de la naturaleza estaba muy adelantada, y algunos sacerdotes, al ver que aquellos médicos de Moctezuma curaban al momento lo llamaron brujería. Hoy nosotros demostramos esos poderes de curación que nuestros ancestros ya conocían".
"Cuando Hernán Cortés llegó a México -Nos explicaba Don Félix- llevaba con él soldados, sacerdotes, etc. Pero cuando la reina de España le dijo que le enviaría algunos doctores, él dijo que no los necesitaba, porque en México había mejores doctores. La ciencia, por medio de la naturaleza estaba muy adelantada, y algunos sacerdotes, al ver que aquellos médicos de Moctezuma curaban al momento lo llamaron brujería. Hoy nosotros demostramos esos poderes de curación que nuestros ancestros ya conocían".
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