Con frecuencia los escépticos argumentan que todos los fenómenos paranormales son un fraude, que cualquier ilusionista puede repetir. Eso es cierto solo en parte. Desde siempre los ilusionistas han combatido los fraudes espiritistas, y los falsos dotados, reproduciendo con sus trucos supuestos poderes psíquicos. Un aspecto del misterio que todo aficionado a lo paranormal debería conocer.
Aula de la Universidad de La Laguna, julio de 1994.
Durante una de las conferencias que había sido invitado a dictar, sobre "Mito y ciencia en parapsicología" decido intentar una experiencia práctica. Con aparente espontaneidad pido un voluntario que no haya vivido fenómenos paranormales y se considere escéptico, con él intentaré reproducir a plena luz un "efecto" de psicocinésis. Pido un par de objetos al público que, una vez examinados por otros asistentes, son colocados en equilibrio sobre la mesa. Cien pares de ojos se concentran en el experimento sin parpadear. Yo me alejo, al otro extremo de la sala y comienzo a inducir "hipnoticamente" a mi espontaneo colaborador para que su "energía psíquica" mueva a distancia esos objetos. Pasa un minuto, dos... parece que mi experimento de "mentalismo" es un fracaso pero, de repente, los objetos se mueven, incluso caen a tierra.
Emocionado mi improvisado ayudante no da crédito. A movido a distancio dos objetos con el "poder de su mente". Le pregunto si ahora cree en los poderes psíquicos.
"¡Después de esto, a la fuerza! -responde".
Y entonces yo confieso el secreto. Lo que parece una prueba irrefutable de los poderes psíquicos no es más que un truco de ilusionismo. Mas tarde leeré telepáticamente la mente de otra escéptica, moveré pequeños objetos en una urna de cristal, doblaré llaves de acero...
Durante una de las conferencias que había sido invitado a dictar, sobre "Mito y ciencia en parapsicología" decido intentar una experiencia práctica. Con aparente espontaneidad pido un voluntario que no haya vivido fenómenos paranormales y se considere escéptico, con él intentaré reproducir a plena luz un "efecto" de psicocinésis. Pido un par de objetos al público que, una vez examinados por otros asistentes, son colocados en equilibrio sobre la mesa. Cien pares de ojos se concentran en el experimento sin parpadear. Yo me alejo, al otro extremo de la sala y comienzo a inducir "hipnoticamente" a mi espontaneo colaborador para que su "energía psíquica" mueva a distancia esos objetos. Pasa un minuto, dos... parece que mi experimento de "mentalismo" es un fracaso pero, de repente, los objetos se mueven, incluso caen a tierra.
Emocionado mi improvisado ayudante no da crédito. A movido a distancio dos objetos con el "poder de su mente". Le pregunto si ahora cree en los poderes psíquicos.
"¡Después de esto, a la fuerza! -responde".
Y entonces yo confieso el secreto. Lo que parece una prueba irrefutable de los poderes psíquicos no es más que un truco de ilusionismo. Mas tarde leeré telepáticamente la mente de otra escéptica, moveré pequeños objetos en una urna de cristal, doblaré llaves de acero...
El término "mentalista" se ha utilizado con frecuencia como sinónimo de paragnosta, dotado o sensitivo, sin embargo también se refiere a una especialidad dentro del ilusionismo, la dedicada a reproducir fenómenos parapsicológicos, fundamentalmente telepatía, clarividencia, pre y retrocognición y psicoquinesis.
El mentalismo tiene su origen en aquellos cruzados que a finales del siglo XIX se dedicaron a perseguir a los falsos mediums que tanto proliferaron en Europa y USA a la sombra de las hermanas FOX.
Desde el legendario Harry Houdini, al polémico James Randi, pasando por John N. Maskelyne o Milbourne Christopher, son numerosos los ilusionistas de prestigio que han dedicado buena parte de su trabajo a desenmascarar fraudes parapsicológicos, sin embargo es fácil caer en el extremismo, considerando todos los fenómenos paranormales como fraude solo porque pueden ser reproducidos a través de la magia. Y este es un mal abundante en el mundo del ilusionismo.
No es de extrañar por tanto que algunas de las principales asociaciones escépticas-negativistas, dedicadas a luchar obsesivamente contra todos los fenómenos paranormales, estén encabezadas por ilusionistas. Como Enrique "Aries" Márquz, por ejemplo, director del CAIRP (Centro Argentino de Investigación y Refutación de la Pseudociencia), o el emblemátaico James Randí, ariete con quien el CSICOP y sus sucursales mundiales (como la española ARP) pretenden arremeter contra todo fenómeno paranormal calificando de estafador, fraude y timador a todo individuo que afirme poseer capacidades parapsíquicas. Este dogmatismo parte de dos prejuicios: todo fenómeno parapsicológico puede reproducirse a través del ilusionismo, y los poderes parapsíquicos no existen. Por lo tanto quien afirme poseer esos poderes, que no existen, es un mentiroso...
El arte de la ilusión
Es cierto, como dicen los escépticos, que todo fenómeno paranormal puede reproducirse a través del ilusionismo. Yo mismo he "doblado" llaves con y sin contacto, he "movido" objetos a distancia, he "leído" el pensamiento, he "pronosticado" hechos futuros, he "materializado y desmaterializado" objetos, he "contactado" con espíritus, etc, a través de efectos de mentalismo, pero siempre dentro de un margen. Existen una serie de limitaciones que el ilusionista no puede sortear, y ahí es donde han de demostrarse las facultades de los auténticos paragnostas.
Una de las claves de la magia es que no crea fenómenos paranormales, sino ilusiones de esos fenómenos. El empalme, el forzado y el salto, por ejemplo, son tres herramientas básicas con las que cualquier prestidigitador puede hacerse pasar por el más fabuloso sensitivo ante parapsicólogos inexpertos. El "forcing", obligar a elegir al sujeto lo que él cree escoge libremente; el "stealing", técnicas para obtener información del sujeto, que el mago no podría conocer; y el "facting", hacer aparentar predicción algo que ya se conocía antes, son las tres armas del mentalista para convertirse en un perfecto paragnostas. Por eso es importantísimo, a la hora de evaluar un supuesto fenómeno paranormal, que el investigador tenga conocimientos de ilusionismo, o se asesore de mentalistas expertos.
En 1993 participaron en la serie de TV "Mundo Misterioso" varios ilusionistas españoles de demostrado prestigio, como Luis Boyano o Manuel Mola, o los cubanos Isora y Gavilondo. Todos ellos realizaron efectos de mentalismo que llegaron a engañar a conocidos investigadores españoles, quienes veían con sus propios ojos fenómenos parapsicológicos, que en realidad no eran sino trucos de magia.
Isora y Gavilondo incluyen en su repertorio un truco de telapatía cuyo código todavía no ha sido descubierto por los principales prestiligitadores españoles. Manuel Mola además de actuar fabrica sus propios instrumentos mágicos, y Luis Boyano adorna su impecable puesta en escena de apuntes auténticos sobre historia de la parapsicología y una simpatía natural que termina por embaucar a toda la audiencia. Es perfectamente comprensible, por tanto, que tras escuchar a Boyano narrar la historia de J. B. Rhine en la Universidad de Duke, el efecto que realiza con las mismas cartas Zener parezca una experiencia telepática de laboratorio, y nada más lejos de la realidad.
Cuando un mago profesional incorpora a su repertorio trucos de mentalismo, la experiencia no pasa de un divertido e instructivo espectáculo. Sin embargo actualmente muchas tiendas y distribuidoras mágicas, como "Magia Potagia", "Magicus", etc, venden efectos de mentalismo que no necesitan apenas entrenamiento ni conocimientos de manipulación, y yo mismo he reconocido instrumentos de ilusionismo en exhibiciones públicas de pseudo-parapsicólogos y sensitivos españoles que las presentaban como auténticas experiencias parapsíquicas. Y eso si es un fraude. Ellos están avisados...
Muchos ilusionistas se documentan en la literatura esotérica y parapsicológica para enriquecer su repertorio y dotar de credibilidad sus efectos. Y a veces de forma un tanto cruel, utilizan las creencias de su audiencia para conseguir un efecto más espectacular.
El español Marko, por ejemplo, autor de varios cuadernos sobre mentalismo y magia mental plantea a sus lectores la conveniencia de que el público crea en los poderes paranormales, ya que eso enriquece la espectacularidad de sus trucos. En la introducción a su "Magia Mental" enumera 13 cuestiones importantes para el buen mentalista, como "llevar al público a creer que está realizando verdaderos milagros", "leer sobre parapsicología, astrología, cartomancia, quiromancia, ufología, ocultismo y misticismo...toda clase de curiosos y creyentes te preguntarán sobre estos temas", "adoptar un aire superior", etc.
En la recopilación de efectos de mentalismo del célebre Annemann que el mismo Marko editó en varios cuadernillos se encuentran numerosos ejemplos de los extremos a que puede llegar la manipulación de la credulidad popular por parte del ilusionista, que puede convencer a cualquier espectador de estar en contacto con su padre fallecido, etc.
Precisamente por esta razón algunos ilusionistas (no especializados en mentalismo) han establecido guerras personales contra los mentalistas, al considerar que abusan de la credulidad popular. Como cita Marko, "más de un mago ha revelado los secretos del mentalista porque en su opinión engañaba al público". Tal es el caso del mago Richard Himber, convertido en enemigo nº 1 del mentalista Dunninger se presentaba en todas sus actuaciones para descubrir en público sus trucos, agresiones que Dunninger sabía sobrellevar con la soltura y veteranía del buen mago de escena. En una ocasión, como anécdota elocuente, Himber interrumpió una actuación de Dunninger gritándole que le daría mil dólares si adivinaba lo que estaba pensando, a lo que Dunninger respondió con voz pausada que sería él quien le daría mil dólares si demostraba que podía pensar...
Otros mentalistas sin embargo procuran dejar muy claro a priorí que sus trucos nada tienen de sobrenatural. En un divertido prólogo de 1902 de Armytage Ware a un libro de magia, el mentalista aprovecha la moda espiritista y esotérica de principios de siglo citando personajes como "Mr. Crowley y gente de su ralea", para crear un clímax de misterio. Pero termina advirtiendo al mentalista ético que "antes de cada demostración de tus recien adquiridas destrezas manuales, encárgate de explicar tranquilizadoramente a tu audiencia, y de modo especial a los niños presentes, que tu magia no es sino artificio, sinó abracadabras dichos bajo los indulgentes ojos de Dios Nuestro Señor y que no se acercan ni un ápice a los Ritos Oscuros".
Bajo este mismo espíritu de transparencia y sana diversión algunos mentalista contemporáneos desarrollan espectáculos íntegramente basados en el espiritismo y la parapsicología para disfrute de los presentes.
Anibel y Ramón son una pareja de expertos ilusionistas que han realizado efectos de mentalismo en las principales televisiones del país. Con frecuencia han mostrado sus habilidades en programas tan populares como "1,2,3", "El Retonno", etc. Pero donde muestran todas sus capacidades de ilusión es en su particularísimo local; "La Cripta Mágica". "La Cripta Mágica" es un pequeño pub privado donde, además de disfrutar de las actuaciones de todo tipo de ilusionistas, magos y prestidigitadores, Anibel y Ramón celebran "sesiones de espiritismo" para los amantes de las emociones fuertes, donde las mesas se mueven solas, los ectoplasmas cruzan la sala y las voces del más allá se dejan oír desde sus tumbas.
Naturalmente nada hay de sobrenatural en estas sesiones espíritas, pero de no tener ese hecho muy claro sería una experiencia no acta para cardíacos...
Por su parte Anthony Blacke, sin duda el mejor mentalista español, concluye sus actuaciones con un ambiguo "todo lo que ha visto es producto de su imaginación, no le de más vueltas". La forma más estética y armónica de concluir una excelente demostración de mentalismo, sin afirmar ni negar nada.
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