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¿QUIÉN FUÉ CARLOS CASTANEDA?

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LOS DIRIGIBLES ALIENÍGENAS


En 1782, Charles y los hermanos Robert, y en 1783 Montgolfier, lanzaban sus primeros globos experimentales en los albores de la historia de los dirigibles.

Dichos prototipos de esos pioneros de la aeronaútica serían vistos como juguetes divertidos hoy en día (el globo de Montgolfier, por ejemplo, iba "tripulado" por un carnero, un gallo y un pato, sobriamente acomodados en la cesta del aerostato). Sin embargo, el efecto que tuvieron aquellos "OVNIs" en los testigos no fue gracioso mas que para los cronistas.


Los aerostatos fueron recibidos por los campesinos, aunque viviesen a escasa leguas de París, como "seres de otro mundo". En el primer caso (el globo de Charles/Robert, en 1782), los lugareños requirieron la presencia del cura, mientras que -no contento con esto- un hombre violento tiró de escopeta y se lió a tiros con el "monstruo volador". En el segundo caso (Montgolfier, 1783), el abate llegó a tiempo para realizar un exorcismo sobre aquellas misteriosas criaturas llegadas del cielo...

Y es que, a pesar de no poseer la aparatosidad mecánica de los "aviones redondos", ciertos tipos de dirigibles y aerostatos han causado más de una confusión a observadores inexpertos a lo largo de la historia.

Sin ir más lejos, en la madrugada del 6 al 7 de Septiembre de 1993 los controladores aéreos del Centro de Control del Aeropuerto de Alvedro (La Coruña) recibían varias llamadas telefónicas de personas que aseguraban estar observando un objeto extraño. Ciudadanos de La Coruña y de otras localidades de la provincia, como Malpica, afirmaban estar observando un objeto fusiforme rodeado de luces.


Poco después averigüé que en otros pueblos del Este, más concretamente de la provincia de Lugo, también se había observado el mismo objeto pocos minutos antes.

Como en tantas ocasiones, iniciamos las investigaciones interrogando a los testigos, consultando al Observatorio Metereológico Provincial, al Centro de Control de Labacolla (Santiago), etc. El globo de sondeo metereológico ya había estallado en el momento de verse el OVNI; tampoco había tráfico aéreo notificado en la zona... Pero la respuesta al enigma nada tenía que ver con aviones o globos-sonda.

El OVNI fusiforme del 7 de septiembre resultó ser precisamente un dirigible publicitario procedente de Oviedo portando un llamativo cartel luminoso de la empresa Credit Lyonnais.

Quizá algo similar fue lo que ocurrió entre noviembre de 1896 y mayo de 1897 en Estados Unidos, donde se vivió una auténtica oleada de observaciones de extraños objetos; las "airship". A pesar de que ufólogos de reconocido prestigio como John Keel, Jerome Clark o Jacques Vallée han recogido casos anteriores y posteriores a ese lapso de tiempo, la opinión más extendida es que el misterio de las "airship" comenzó en noviembre de 1896, cuando los habitantes de Sacramento (California), observaron una luz que se movía en el cielo nocturno. Dentro del mismo mes se produjeron observaciones parecidas en toda California, y algunas otras más al norte, en el estado de Washington y en Canadá.

A veces se veía una forma oscura por debajo de la luz; tenía forma de puro, de barril o de huevo. El movimiento de la aeronave era siempre muy lento, como si fuera impulsada por el viento.

Las descripciones que los testigos hacían de las "naves aéreas" y que incluso fueron publicados en la prensa de la época, recuerdan forzosamente los grandes dirigibles rígidos y también a los sofisticados dirigibles híbridos (combinando fuerza aerostática con aerodinámica) que se conocerían años más tarde.

Las "airship" con forma de gigantesco puro y alas o plataformas no estaban pilotadas por alienígenas más o menos amorfos, sino por seres humanos absolutamente normales. A pesar de que algunos periódicos insinuaban que los tripulantes de las "naves aéreas" parecían japoneses.

Aunque los diseñadores aeronáuticos europeos estaban relativamente adelantados en la construcción de dirigibles, oficialmente no ocurría ésto en EEUU. Los primeros intentos de propulsar y dirigir los globos aerostáticos se produjeron al poco de aparecer éstos, en 1783. En efecto, al año siguiente, Blanchard pretende resolver el problema a base de alas batientes y un timón de dirección. La idea de la hélice aérea, conocida desde muy atrás por los chinos, apareció por entonces en Europa; pero sería preciso esperar al nacimiento de un motor adecuado.

En 1852, Henri Giffard ensayó un vuelo en un globo ahusado que estaba propulsado por una máquina de vapor de 3 CV. Este dirigible, que avanzaba a unos 10 km/h, demostró cierta obediencia al timón, pero era incapaz de volver al punto de partida (prueba clásica de dirigibilidad) a poco viento contrario que encontrarse.

El 9 de agosto de 1884, los capitanes franceses Charles Renard y Arthur Krebs consiguieron en Calais-Meudon el primer vuelo sustancial en circuito cerrado (7,6 km) con su dirigible "La France", dotado de un motor eléctrico de 9 CV alimentado por pilas tubulares cloro-crómicas. Por esta hazaña, se considera que "La France" fue el primer dirigible verdadero de la historia, pese a su motor eléctrico, que no tenía futuro. La barquilla y la hélice de "La France" se conservan en el Musée de l'Air en Meudon (París). Y lo cierto es que la forma de ese primer dirigible recuerda notablemente algunas descripciones de las "airship" norteamericanas.

Pero si la aeronáutica se estaba desarrollando en Europa, ¿quién pilotaba las misteriosas naves observadas en USA ?

Independientemente de ésto, algunas descripciones de la maniobrabilidad facilitadas por los testigos de las "airship" distaban mucho de los torpes diseños de dirigibles europeos.

Para ciertos autores que han investigado en profundidad este misterio, algún tipo de compañía aeronáutica secreta, independiente de cualquier gobierno nacional, era la responsable de esa revolución aeronáutica que se produjo al margen de la historia oficial de los dirigibles. Pero ¿por qué?

Algunos testigos, como el ex-senador W. Harris (en su caso, el 22 de abril de 1897), llegaron a conversar tranquilamente con los tripulantes de las "naves aéreas", e incluso subieron a bordo. Pero nada aclararon éstos sobre su nacionalidad.

El comportamiento de las mismas, en muchas ocasiones, era muy similar al de los OVNIs actuales. Así, se recogieron casos de "abducción", aterrizajes, secuestros de ganado, etc.

H.G.Wells se inspiró en esta oleada para escribir, en 1897, "La guerra de los Mundos", célebre novela en la que los marcianos invaden la tierra.

Por su parte, el magnífico Julio Verne, siempre adelantado a la historia, había publicado en 1886 la novela "Robur el Conquistador". En ella, un ambicioso personaje pretendería hacerse con el control del planeta utilizando curiosas naves aéreas con hélices y anclas en forma cilíndrica, semejantes en todo a las naves que sólo diez años después se presentarían en los cielos norteamericanos. Hasta tal punto ésta es una obra de anticipación, que en los grabados de la edición francesa del libro se ve el diseño de la "Albatros", aeronave idéntica a la que aparecería en algunos bocetos publicados por periódicos norteamericanos diez años después, durante la extraña oleada.

En un pasaje de su obra, leemos de los labios del propio Robur el Conquistador: "Mi máquina no será nunca francesa, ni alemana, ni austríaca, ni rusa, ni inglesa, ni americana... El invento me pertenece y lo utilizaré como me plazca. Con él, yo tendré el control del mundo entero; es inútil que la Humanidad se me resista bajo ninguna circunstancia; jamás..."

Un año después de la muerte de Julio Verne, su editor publicaba una nueva obra, "El dueño del mundo", donde nuevamente las "naves aéreas" tienen fundamental protagonismo.

Invito al lector a reflexionar sobre este poco conocido aspecto del fenómeno OVNI, ya que tal vez aquellas extrañas "naves aéreas" de finales del siglo XIX estén más relacionadas con los OVNIs actuales de lo que suponemos.



© Carballal,1991


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