HUGO CHAVEZ Y LA LEYENDA DE LA BOLA DE FUEGO

En el año 2009 la Fundación Argentina de Ovniología presentaba su informe anual, afirmando que 2008 había sido el año de mayor número de avistamientos OVNIs desde 1947, año del inicio de la ufología. La oleada argentina parece haberse contagiado a otros países como México, Chile, y otros puntos de América Latina… Ahora le ha llegado el turno a Venezuela y se cuenta con infinidad de filmaciones y fotografías, además testigos tan importantes como Hugo Chavez.

Durante la emisión del programa “Alo Presidente” realizado desde el Municipio Rómulo Gallego, en oeste del Estado Apure, el pasado año 2008, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, mencionó sin ningún rubor algunas de sus propias experiencias extraordinarias, con dos fenómenos sobrenaturales recogidos en el folclore tradicional venezolano.

En este “Aló Presidente” participaban, además, el Gobernador de los Llanos, capitán Jesús Aguilar, de los Ministros Elias Jagua, Jorge Pérez Prado , Isidro Rondon y Nicia Maldonado, el Alcalde Mayor Jorge Rodirguez, los alcaldes Jesús Leopoldo Estrada, Ramón de Jesús Mona; los viceministros Gerardo Rojas, Richard Canan, Juan Carlos Reyes, Gilberto Jiménez, y otras autoridades. Y ante todos ellos narró el Presidente de la nación su propia experiencia OVNI.

A poco de iniciarse la emisión del programa, en riguroso directo como es habitual en “Aló Presidente”, mientras Hugo Chavez y algunos de sus invitados paseaban por los llanos de Apure, a 4 o 5 km del alto de la Llagüita, comentando diferentes aspectos de la situación agrícola y ganadera de la región, de pronto el presidente comentó que justo aquella zona en la que se encontraban, era famosa por los abundantes testimonios sobre “la bola de fuego”. 

Es esta una leyenda tradicional venezolana, sustentada, como todas las leyendas, en sucesos reales. Tan reales que el mismo presidente de la nación, fue testigo de ellos. 

Chavez pregunta a uno de sus acompañantes, un campesino llanero, si se sigue viendo la “bola de fuego” por la zona, y el campesino le responde que si, que él y mucha otra gente la sigue viendo. Y entonces es cuando el Presidente Hugo Rafael Chavez afirma: 

“Nadie nos quiere creer, estos caraqueños creen que es mentira –Explica el Presidente Chavez a los llaneros presentes, refiriéndose a los visitantes llegados de la capital-. 

Que vengan acá para que la vean… Yo la vi una vez. Estando en Santa Rita, allá. Estábamos en la parte del Congrio por allá, y veníamos con Martín… y la bola venía así… como que hubiera salido de la laguna del Termino. Venía pero así, parecía un platillo volador… y nos pasó así… ¡¡¡uaaa!!! –Al decir esto el Presidente hace un gesto muy elocuente con la mano, explicando como la “bola de fuego” les pasó por encima.- Por encima de Santa Rita. Y se perdió rumbo hacia allí… por allí se perdió, la bola de fuego…”.

La maldición de la “bola de fuego”:

Como ocurre con casi todas las leyendas populares, la tradición sobre la “bola de fuego” o Candileja (o Candelaria) tiene diferentes versiones en la región de los llanos. Pero una de las más conocidas cuanta que hace cientos de años existía en los llanos orientales una mujer especialmente hermosa, codiciada por todos los hombres de la sabana, llamada Candelaria. Fue un tal Esteban quien se casó con ella. De su unión nacieron dos hijos Sigifredo y Esteban. Y siendo aun niños, ambos presenciaron una violenta discusión en medio de la cual su madre, con un hacha de cortar leña, dio muerte a su padre, obligando a sus hijos a ayudarla a ocultar el cuerpo en la sabana.

La mujer y sus hijos continuaron su vida, haciendo caso omiso a la legión de pretendientes que aspiraban a la viuda. Hasta que el hijo mayor cumplió 14 años. A partir de esa edad se terminaría convirtiendo en amante de su propia madre. Y así pasarían unos años hasta que el hijo menor, Esteban, también cumplió los 14 años. La perversa madre también intentó seducirlo, y ante la negativa de su hijo menor, decidió que si no era para ella no seria para ninguna otra mujer. 

Evidentemente, ante tanta perversión y maldad, el destino de la arpía mujer estaba escrito. Una vez muerta Dios la condenó a vagar por los caminos de los llanos, convertida en bola de fuego, para extraviar a los caminantes…

Para los estudiosos esta claro que el folclore ha intentado justificar, con el imaginario popular, un fenómeno luminoso de origen desconocido, que se produce en los llanos desde tiempos inmemoriales. ¿Y que otro origen podría tener una luz resplandeciente, como el fuego del infierno, que surge en medio de la noche para aterrorizar a los testigos, que algún secreto pasado atroz y pecaminoso?

Según la leyenda, y como ocurre con la Llorona argentina, la Santa Compaña española, y otras leyendas similares, el que se encuentra con la luz misteriosa debe maldecirla (ya que cualquier rezo la atrae), desmontarse del caballo y tenderse en el suelo hasta que la luz maldita se aleje. Sin embargo, los ufólogos venezolanos opinan que la leyenda de la “bola de fuego”, como otras muchas tradiciones orales campesinas, era una forma de llamar en el pasado lo que hoy conocemos por ovnis.

En la actualidad las “bolas de fuego” y todo tipo de artefactos voladores de origen desconocido, han dejado la sabana y los llanos del Oeste, para dejarse ver, fotografiar y filmar por todos los rincones de la República Bolivariana de Venezuela.

© Carballal,2009