Exactamente en la página 2 del número 587 de la revista oficial de la Guardia Civil, correspondiente a marzo de 1993, los ufólogos Vicente Juan Ballester Olmos y Joan Plana Crivillén, asesores oficiosos de Ejercito del Aire en su desclasificación de expedientes OVNI, publicaban un requerimiento a todos los guardias civiles de España.
Entre otras cosas decía:
“Para ello, rogamos que aquellos guardias civiles que hayan sido testigos de algún fenómeno inusual, explicado o no, recientes o antiguos, remitan fotocopia del recuadro siguiente con sus datos personales. Recibirán un cuestionario técnico para recoger los datos del fenómeno observado a los efectos de su evaluación y análisis científico”.
Y seguía una breve ficha para recopilar los datos básicos del guardia.
Los agentes de la benémerita que amable y desinteresadamente contestaron a la llamada de los ufólogos recibieron el cuestionario prometido, que no era otro que el que durante años utilizamos los miembros del Centro de Estudios Interplanetarios (CEI), y que terminaría inspirando parcialmente el famoso formulario IG-40/5 que actualmente utiliza el Ejercito del Aire español para realizar sus expedientes OVNI oficiales.
Como el protagonizado por el guardia Fernando G. D., junto con su compañero, las esposas de ambos, su hijo de 4 años y 3 compañeros del niño.
El guardia civil, destinado en la 422 Comandancia, y los demás testigos, observaron aquella noche de agosto de 1989, en los cielos de Huesca, un extraño fenómeno de origen no identificado. Un objeto semicircular y brillante que cuando desapareció dejó un rastro de humo “y una forma de estrella que dejó al desaparecer y fue formando una forma cada vez mas grande”.
El guardia civil, destinado en la 422 Comandancia, y los demás testigos, observaron aquella noche de agosto de 1989, en los cielos de Huesca, un extraño fenómeno de origen no identificado. Un objeto semicircular y brillante que cuando desapareció dejó un rastro de humo “y una forma de estrella que dejó al desaparecer y fue formando una forma cada vez mas grande”.
O el acontecido, en abril de 1996 en Tarragona, ante el cabo Miguel R. y otro guardia, ambos pertenecientes al SEPRONA.
Los guardias se encontraban en la costa de Tortosa, en una guardia que habían comenzado a las 20:00 y que debía prolongarse hasta las 04:00 de la madrugada, pero pasadas las dos de la madrugada, la rutinaria guardia se vería interrumpida por un objeto no identificado que sobrevolaba el mar, lanzando destellos y desplazándose en dirección al pueblo de L'Ametlla de Mar. Fuese lo que fuese aquel objeto, el incidente inquietó lo suficiente a los guardias como para alertar a sus compañeros en la patrulla de dicho pueblo, que no consiguieron avistar el fenómeno.
O el incidente protagonizado, el 11 de febrero de 1991, por el guardia civil José Luis P. P. y su compañero, destinados muy cerca de la Base Aérea de Morón, observaron un fenómeno no identificado cruzando el cielo entre Huelva y Gadalena. Según escribió de puño y letra:
"El objeto era completamente redondo desde donde se pudo observar, circular. Pienso que lo tienen que haber visto los controladores de la base de Morón y Aeropuerto de Sevilla..."
De los dibujos y gráficos que ilustran su testimonio, se deduce que, como muchos otros guardias civiles destinados en Utrera, estaba totalmente familiarizado con los aviones norteamericanos que despegaban de Morón con destino a la Guerra del Golfo, y lo que observó no se asemejaba a ninguno de ellos.
"El objeto era completamente redondo desde donde se pudo observar, circular. Pienso que lo tienen que haber visto los controladores de la base de Morón y Aeropuerto de Sevilla..."
De los dibujos y gráficos que ilustran su testimonio, se deduce que, como muchos otros guardias civiles destinados en Utrera, estaba totalmente familiarizado con los aviones norteamericanos que despegaban de Morón con destino a la Guerra del Golfo, y lo que observó no se asemejaba a ninguno de ellos.
OVNIs estrellados
Otros oficiales de la benemérita, sin embargo, no respondieron al requerimiento de la revista del cuerpo, aún a pesar de haber sido protagonistas de espectaculares incidentes OVNI durante su vida profesional. Ellos han preferido confiar a investigadores particulares, alejados de la polémica que rodeó la desclasificación OVNI del Ejército del Aire español, sus experiencias. Sobretodo si están acompañadas de una incomoda situación política.
Es el caso, por ejemplo, del objeto estrellado el jueves 10 de agosto de 1989 en Andalucía.
Horas antes miles de gaditanos, sevillanos onubenses, etc, pudieron ver, fotografiar y filmar, las evoluciones de un objeto. El macroavistamiento del OVNI fue reflejado incluso por la prensa internacional, pero fue la Guardia Civil de El Coronil, y la de Montellano la que me permitió localizar al lugar donde aquel objeto había caído a tierra, siendo recogido inmediatamente por tropas norteamericanas de la Base Aérea de Rota.
El OVNI resulto ser un artefacto militar italiano. A la prensa se le dijo que los testigos habían alucinado al confundir un OVNI con un globo sonda. La guardia civil guardo silencio una vez más.
Es el caso, por ejemplo, del objeto estrellado el jueves 10 de agosto de 1989 en Andalucía.
Horas antes miles de gaditanos, sevillanos onubenses, etc, pudieron ver, fotografiar y filmar, las evoluciones de un objeto. El macroavistamiento del OVNI fue reflejado incluso por la prensa internacional, pero fue la Guardia Civil de El Coronil, y la de Montellano la que me permitió localizar al lugar donde aquel objeto había caído a tierra, siendo recogido inmediatamente por tropas norteamericanas de la Base Aérea de Rota.
El OVNI resulto ser un artefacto militar italiano. A la prensa se le dijo que los testigos habían alucinado al confundir un OVNI con un globo sonda. La guardia civil guardo silencio una vez más.
Resulta imposible calcular cuantos miembros de la Guardia Civil, en sus patrullas nocturnas por los caminos, montes y y bosques de toda España, han protagonizado incidentes OVNI.
Pero el archivo OVNI de la benemérita no se limita a incidentes protagonizados por miembros del instituto armado, sino que en sus archivos se encuentran valiosos documentos que recogen los testimonios y experiencias OVNI de centenares de ciudadanos españoles, recogidos con la pericia y profesionalidad policial que caracteriza el cuerpo. Unos informes y expedientes, todavía considerados información clasificada, que en ocasiones ha sido muy difícil conseguir.
Como por ejemplo las fotografías de fenómenos aéreos no identificados, tomadas por Manuel Alfedo C. en Luarca (Asturias) en octubre de 1981; o el informe redactado por el Comandante del Puesto de la Guardia Civil en Villanueva del Campo (Zamora), Sargento 1º, Rafael V. Informe en el que se detalla la experiencia protagonizada por Bernardo A. y Carmen B., en octubre de 1974, en dicha localidad, etc, etc, etc.
Son casos inéditos, de los que no teníamos constancia, hasta hace pocas semanas. Pero resulta imposible calcular cuantos informes sobre fenómenos aéreos anómalos continúan perdidos en los archivos de la Guardia Civil.
Son casos inéditos, de los que no teníamos constancia, hasta hace pocas semanas. Pero resulta imposible calcular cuantos informes sobre fenómenos aéreos anómalos continúan perdidos en los archivos de la Guardia Civil.
© Carballal, 2009
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