Los primeros años setenta marcaron un hito importante en la historia de la Estación española de Seguimiento Espacial de Fresnedillas (Madrid), ya que desde ella se siguió detenidamente -en coordinación con otras estaciones similares a la NASA alrededor del planeta- las evoluciones de diversas misiones Apolo, puestas en marcha por los Estados Unidos para conseguir el casi utópico sueño de llevar al hombre a la Luna.
La primera -y más famosa- de esas misiones fue la Apolo XI en Julio de 1969, pero a ella le siguieron muchas otras que reunieron entorno a sí un numeroso anecdotario no exento de misterios.
Hoy la Estación de Fresnedillas ya no existe. Sus funciones fueron asumidas por la cercana Estación de Robledo de Chavela. Pero, sin embargo, los hombres y mujeres que vivieron aquellos cientos de horas de tensión, insomnio y alegrías todavía recuerdan muchos hechos.
Uno de ellos es el periodista y piloto civil José Antonio Silva, quien Abril de 1972 se encontraba frente a los monitores de Fresnedillas siguiendo detenidamente las evoluciones de la Cápsula Apolo XVI, que debía poner en Luna -como así hizo- a los astronautas norteamericanos J. W. Young y Charli M. Duke, al tiempo que dejaba en órbita a un tercer cosmonauta, Thomas Mattingly.
La misión del decimosexto Apolo estuvo rodeada de anomalías desde el principio: por razones que nunca se aclararon suficientemente a la prensa el Apolo XVI llegó con seis hora de retraso a la Luna, las comunicaciones de los astronautas con la Tierra fueron -al parecer- inexorablemente censuradas por la NASA a los medios de comunicación y, por ende, al mundo entero; y por si fuera poco, una vez que Young y Duke estuvieron sobre la Luna, a bordo de un vehículo Rover 2 (especialmente diseñado para rodar sobre nuestro satélite), las primeras fotos que mandaron a Tierra fueron igualmente apartadas de la circulación, alegando que, por error, la cámara había enfocado al Sol y el mecanismo óptico del aparato había quedado inservible.
Poco o nada tendrían que ver estas "anomalias circunstanciales" de la Apolo XVI si no fuera por lo que sucedió después, y que José Antonio Silva, así como otros periodistas reunidos en Fresnedillas, tuvo la ocasión de vivir.
Silva da buena cuenta de ello en uno de los capítulos de su obras Mística y Misterio de los OVNIS, (1987), donde escribe:
"En el momento de comenzar el segundo paseo, Young, muy excitado, habla con Houston y dice: "¡Están ahí otra vez!", y trata de acercarse a lo que parece ser el borde de un pequeño cráter con la cámara.
"¿Puedes verles?", pregunta Houston.
"¡Si, no hay duda, igual que ayer!".
En ese momento -continúa relatando Silva- los escasos periodistas que estábamos siguiendo en directo la llegada de imágenes a la Tierra, en la estación de seguimiento NASA/INTA de Madrid, fuimos invitados a abandonar la sala, cordial pero enérgicamente.
Todo el vuelo fue una sucesión de extrañas situaciones y en el que menor contacto existió entre la NASA y la prensa.
Al final, y por alguna razón que se mantuvo desconocida, 24 horas antes de lo previsto, es decir con una gran parte del programa por cumplir, se hizo regresar al Apolo a la Tierra".
Así concluye Silva el relato en primera persona de lo que vio y vivió en Fresnedillas. De hecho, desde que Silva comenzó a divulgar esta historia hasta hoy, acciones de todo tipo se han suscitado en medios especializados en cuestiones espaciales.
En 1991 el que era en 1972 director de Fresnedillas y que hoy es el máximo responsable de la NASA/INTA en España, Luis Ruiz de Gopegui, sugirió en una emisión por televisión que todo el relato de Silva era fruto de un malentendido, y que pudo deberse -simplemente- a una colitis de uno de los astronautas (¡).
También en Agosto de 1992, cuando el renombrado escéptico Philp Klas escuchó de boca de Silva su relato sobre los hechos, en el transcurso de un acto académico que sobre OVNIS auspició la prestigiosa Universidad Complutense de Madrid, mostró su incredulidad sobre el episodio y mostró su interés por reunir más datos sobre este singular hecho.
Hay algo de lo que no hay duda: Silva es un testimonio de "alta credibilidad ", un piloto experimentado con miles de horas de vuelo a sus expensas, un periodista de reconocido prestigio y un hombre que -años después de este suceso- reconoció haber visto OVNIS en las cercanías del Aeropuerto de Madrid-Barajas.
Si no hay dudas sobre su integridad, ¿podemos dudar de su relato?
Si nuestra repuesta es un no contundente, pasamos a la siguiente incógnita:
¿Quién estaba con nuestros astronautas en la Luna en Abril de 1972? ¿Quizá "aquellos" a los que se dirigía la placa que el Apolo XI dejó en la Luna y en la que se leía:
"Venimos del planeta Tierra, en son de paz y en nombre de toda la Humanidad"?
© Carballal, 1991
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