En la historia de la ufología española existen pilares maestros que sustentan la Hipótesis Extraterrestre durante décadas, mientras las nuevas generaciones ufológicas renuevan a las anteriores. Son ejes fundamentales de la casuística OVNI que nos obligan a un revisionismo continuo de esos expedientes, reencuestas a los testigos, confrontación de evidencias, etc. Casos legendarios que nos obligan a regresar a lugar de los hechos, en mi caso hace solo un par de meses, para seguir nuevas pistas que surgen, por muchos años que hayan transcurrido desde el incidente. El caso Galdar es uno de esos pilares.
A pesar de los ríos de tinta que se han vertido en torno al presunto aterrizaje OVNI más famoso de la casuística española, los investigadores todavía tenemos la oportunidad, 32 años después, de encontrar testimonios inéditos, nunca antes publicados. Recogimos en exclusiva de su protagonista, el Comandante J. V., uno de los más de 1300 casos OVNI protagonizados por pilotos, controladores aéreos o/y radaristas, que ha recogido el autor de estas líneas en los últimos años. Aquella tarde el Comandante J. V., que nunca antes había relatado su experiencia, pilotaba un AVIACO de Lanzarote a Tenerife. Desde tan privilegiada perspectiva aérea el piloto, y toda su tripulación, pudieron observar la extraordinaria semiesfera que parecía surgir del mar justo frente al morro del avión. Inmediatamente el Comandante notificó al Centro de Control de los Rodeos el fenómeno, y los controladores aéreos en servicio le confirmaron que ellos también lo veían. Sin embargo “todos decidimos guardar silencio para que no nos tomasen por locos”.
El testimonio del Comandante J. V. no aparece registrado en el voluminoso expediente, mas de 100 páginas, del Ejército del Aire sobre este caso, desclasificado en 1994. Un expediente especialmente puntilloso en su elaboración, ya que el juez instructor del Ejercito del Aire, responsable de realizar este expediente, no era un militar cualquiera, sino un auténtico Fox Mulder español, al que localizamos y tuvimos la oportunidad de entrevistar en primicia en su día.
El Coronel Antonio Munaiz Ferro-Sastre no solo fue el militar a quien el Ejército del Aire encomendó la misión de investigar y redactar los expedientes de los incidentes OVNI más importantes de la casuística canaria de los años 70, sino que, precisamente para su ascenso a Coronel, y tras pasar el consiguiente curso de Estado Mayor en la Escuela Superior del Aire, tuvo que presentar, como todos sus compañeros, una tesina académica sobre temas aeronáuticos. Pues bien, la tesina que presentó el Coronel Munaiz, en la 37ª promoción (septiembre de 1979 a septiembre de 1981), de dicha Escuela Superior tenía por titulo “Método para la investigación de fenómenos aeroespaciales”, donde el veterano juez instructor exponía y desarrollaba el método usado por él, entre 1974 y 1977 en las investigaciones ovni realizadas en la Zona Aérea de Canarias.
Quienes posemos ambos documentos, reconocemos en el expediente sobre el caso Galdar el estilo y “modus operandi” del Coronel Munaiz, que dedica varias páginas de su expediente sobre Galdar al interrogatorio a los testigos, la información meteorológica, la consulta a estamentos militares de la zona, mapas topográficos del lugar del aterrizaje, retratos-robot de los humanoides, etc. Mas de 100 páginas llenas de datos que, en un primer momento, llevaron al juez informador a la conclusión de que lo que ocurrió en Las Palmas en junio de 1976 no tenía explicación.
La leyenda del testigo amenazado
Guía es un pueblo pequeño, eminentemente canario. Allí vivió durante casi toda su vida el Dr. Francisco Julio Padrón León, uno de los referentes más importante de este caso. Yo visité dos veces su domicilio, y puedo dar fe de que al Dr. Padrón no le había gracia hablar de su experiencia. Se excusaba en un nerviosismo manifiesto, a causa de las supuestas amenazas que el juez instructor del caso le había hecho. “No es que no quiera, es que no puedo hablar de lo que vi, porque el juez militar que me visitó me dijo que podían joderme la vida si hablaba”. En testimonios como este se ha sustentado durante medio siglo la leyenda de los Hombres de Negro y la censura OVNI que representan pero ¿Qué hay de cierto en esas amenazas a testigos de alta credibilidad, como es el caso de este Doctor en Medicina, para que guarden silencio sobre su experiencia OVNI?
Cuando interrogamos al Coronel Munaiz, el juez instructor recordaba perfectamente el testimonio del médico de Guía:
“Al médico, que es una profesión de prestigio, yo le interrogé, por supuesto yo iba de uniforme, le vi muy nervioso, diciendo cosas muy raras. Acepte la declaración, aunque por escrito, porque darla por escrito me servía a mi para ir a un grafólogo para ver la personalidad de este tío. De ese caso, que fue muy famoso, recuerdo que me fui al campo de cebollas, porque había allí un campo de cebollas, me fui a ver al del campo de cebollas y le dije "están todas las cebollas aplastadas", mira por donde yo había cultivado cebollas y le dije "naturalmente usted ha aplastado las cebollas para que engorden", y me contestó, naturalmente. "Entonces no se ha posado aquí nada", dice, aquí lo único que se ha posado son los periodistas que me han jodido el campo de cebollas. Además al Dr. ese le di la solución. Solución que no valía para mucho pero que a mi me dio una pista, yo le dije ¿esta usted dispuesto a ser interrogado bajo hipnosis? Y me dijo que no. Si hubiera sido interrogado bajo hipnosis me dice lo mismo que me dijo despierto, tampoco quiere decir que eso sea verdad, quiere decir que ese señor ha podido tener una alucinación, y me esta diciendo lo que el cree que es verdad, pero eso no quiere decir que sea la verdad, quiere decir que no esta mintiendo. Pero se negó, y eso se lo iba a hacer un compañero suyo, además el tenía el curso de sofrología así que no podía tener miedo a eso.”.
“Al médico, que es una profesión de prestigio, yo le interrogé, por supuesto yo iba de uniforme, le vi muy nervioso, diciendo cosas muy raras. Acepte la declaración, aunque por escrito, porque darla por escrito me servía a mi para ir a un grafólogo para ver la personalidad de este tío. De ese caso, que fue muy famoso, recuerdo que me fui al campo de cebollas, porque había allí un campo de cebollas, me fui a ver al del campo de cebollas y le dije "están todas las cebollas aplastadas", mira por donde yo había cultivado cebollas y le dije "naturalmente usted ha aplastado las cebollas para que engorden", y me contestó, naturalmente. "Entonces no se ha posado aquí nada", dice, aquí lo único que se ha posado son los periodistas que me han jodido el campo de cebollas. Además al Dr. ese le di la solución. Solución que no valía para mucho pero que a mi me dio una pista, yo le dije ¿esta usted dispuesto a ser interrogado bajo hipnosis? Y me dijo que no. Si hubiera sido interrogado bajo hipnosis me dice lo mismo que me dijo despierto, tampoco quiere decir que eso sea verdad, quiere decir que ese señor ha podido tener una alucinación, y me esta diciendo lo que el cree que es verdad, pero eso no quiere decir que sea la verdad, quiere decir que no esta mintiendo. Pero se negó, y eso se lo iba a hacer un compañero suyo, además el tenía el curso de sofrología así que no podía tener miedo a eso.”.
Pero cuando afrontamos directamente la cuestión: “¿Es cierto que usted lo amenazó para que no hablase?”. El Coronel Munaiz nos respondió:
¡Ja!. Yo iba con el interrogatorio que tenía escrito y el se quería salir. Yo le decía, no eso luego me lo cuenta. Yo le estoy preguntando cosas concretas y usted me contesta; ¿había luna o no había luna?, ¿que hora era?, ¿había nubes o no había nubes?, ¿usted usa gafas?, ¿estaba bajo influencia de bebidas alcohólicas o drogas?, cosas concretas. El me decía "es que había cuatro tíos dentro...". No, ya llegaremos a los tíos. El objeto ¿cómo era?, entonces, claro, el tío se creía que estaba hablando con un periodista. Eso se lo cuenta usted a la prensa. A mi me responde y cuando terminó, ahora si, tome, dos páginas en blanco, lacradas y selladas. Ahora si, cuénteme todo lo que quiera de su puño y letra, y eso es lo que a él le desquició.
¡Ja!. Yo iba con el interrogatorio que tenía escrito y el se quería salir. Yo le decía, no eso luego me lo cuenta. Yo le estoy preguntando cosas concretas y usted me contesta; ¿había luna o no había luna?, ¿que hora era?, ¿había nubes o no había nubes?, ¿usted usa gafas?, ¿estaba bajo influencia de bebidas alcohólicas o drogas?, cosas concretas. El me decía "es que había cuatro tíos dentro...". No, ya llegaremos a los tíos. El objeto ¿cómo era?, entonces, claro, el tío se creía que estaba hablando con un periodista. Eso se lo cuenta usted a la prensa. A mi me responde y cuando terminó, ahora si, tome, dos páginas en blanco, lacradas y selladas. Ahora si, cuénteme todo lo que quiera de su puño y letra, y eso es lo que a él le desquició.
MC: O sea que según usted no hubo amenaza
CM: ¡Que va! Como si quiere hablar con el lucero del alba, a mi que me importa. Lo que pasa es que el me quería colocar su rollo y yo no le dejaba hablar. Yo quería contestaciones concretas a preguntas muy concretas.
Curiosamente, cualquier analista que examine el expediente oficial desclasificado por el Ejercito del Aire, y confeccionado por el mismo Coronel Munaiz, encontrará una carta manuscrita por el Dr. Padrón (folio 101 del expediente), en la cual el médico de Galdar declara de su puño y letra:
“Siento no poder hablar, pues el Ministerio del Aire envió a mi domicilio un juez instructor, quien me manifestó que no puedo manifestar a nadie lo observado, bajo pena militar. Espero que algún día me autoricen para hablar.”.
© Carballal,1988
“Siento no poder hablar, pues el Ministerio del Aire envió a mi domicilio un juez instructor, quien me manifestó que no puedo manifestar a nadie lo observado, bajo pena militar. Espero que algún día me autoricen para hablar.”.
© Carballal,1988
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