Dioses extraterrestres-Dioses intraterrestres:
COMO ES ARRIBA ES ABAJO
Una vieja leyenda mantenida en pueblos tan distantes como los tibetanos o las culturas precolombinas, habla de misteriosos túneles y civilizaciones intraterrestres que morarían bajo la superficie en extraordinarias ciudades subterráneas.
Y también existe una profecía que anunciaría en un futuro cercano (?) que las razas intraterrestres, comandadas por el mítico Rey del Mundo, surgirían de las entrañas de la Tierra para exigir el planeta que les pertenece.
A este respecto resulta sumamente interesante encontrar cómo en distintas partes del mundo se recogen relatos y leyendas, con matices muy similares, que aluden a tales "dioses intraterrestres".
Existen aún hoy unas galerías conocidas como los Túneles del Barranco de Badajoz, en la isla de Tenerife; para muchos estudiosos, podrían ser una entrada, a ese mítico reino subterráneo. De hecho, en la zona se repiten esos aspectos coincidentes con las leyendas existentes en otros lugares, referentes también a reinos subterráneos. A saber:
- Los Hombres Blancos.
Seres extremadamente altos, lógicamente divinizados, vestidos con incólumes túnicas blancas.
- Luces misteriosas.
Sin merecer, las más de las veces, el término "nave", extrañas luces y/o "energías" avistadas en la zona.
- Restos arqueológicos.
Petroglifos, ruinas, templos, son descubiertos en la zona del mito.
Partiendo de estos tres factores que se repiten una y otra vez, en numerosos lugares del planeta persiste la leyenda de los dioses intraterrestres que un día retomarán a la superficie.
Los celtas-castreños, donde habitan los "mouros"; el mítico monte Shasta, en California, etc. En el Barranco de Badajoz se daban todos esos factores. A pocos kilómetros del barranco se erigen además las enigmáticas pirámides de Güimar.
En la zona abundan los relatos sobre misteriosos hombres de blanco, y la fenomenología de luces extrañas es abundante. Y pese a que las expediciones realizadas no han encontrado nada que apoye tal teoría, el mito persiste.
Igual que persiste en el Cerro Uritorco, en el lago Titicaca y en tantas otras supuestas entradas al reino subterráneo.
A finales del 1992, cuando se escribían estas líneas, dos arqueólogos de Vigo (localidad española en Galicia) nos pusieron en antecedentes de un nuevo lugar-mito de acceso a los dioses intraterrestres. Este lugar, en el sur de la selva venezolana, reúne todos los aspectos requeridos: extrañas luces, grutas inexploradas, seres vestidos de blanco descritos por los indígenas y vestigios arqueológicos abundantes.
Y, también en esta ocasión, los indígenas mantienen la esperanza de que los dioses escondidos en las entrañas de la Tierra retornen a la superficie como en su día había hecho el primer inca.
Sangrilá, Paititi, Shambalah, El Dorado, Agharta...
Igual que de arriba, los dioses redentores también pueden retomar desde abajo, desde mundos subterráneos...
Existen aún hoy unas galerías conocidas como los Túneles del Barranco de Badajoz, en la isla de Tenerife; para muchos estudiosos, podrían ser una entrada, a ese mítico reino subterráneo. De hecho, en la zona se repiten esos aspectos coincidentes con las leyendas existentes en otros lugares, referentes también a reinos subterráneos. A saber:
- Los Hombres Blancos.
Seres extremadamente altos, lógicamente divinizados, vestidos con incólumes túnicas blancas.
- Luces misteriosas.
Sin merecer, las más de las veces, el término "nave", extrañas luces y/o "energías" avistadas en la zona.
- Restos arqueológicos.
Petroglifos, ruinas, templos, son descubiertos en la zona del mito.
Partiendo de estos tres factores que se repiten una y otra vez, en numerosos lugares del planeta persiste la leyenda de los dioses intraterrestres que un día retomarán a la superficie.
Los celtas-castreños, donde habitan los "mouros"; el mítico monte Shasta, en California, etc. En el Barranco de Badajoz se daban todos esos factores. A pocos kilómetros del barranco se erigen además las enigmáticas pirámides de Güimar.
En la zona abundan los relatos sobre misteriosos hombres de blanco, y la fenomenología de luces extrañas es abundante. Y pese a que las expediciones realizadas no han encontrado nada que apoye tal teoría, el mito persiste.
Igual que persiste en el Cerro Uritorco, en el lago Titicaca y en tantas otras supuestas entradas al reino subterráneo.
A finales del 1992, cuando se escribían estas líneas, dos arqueólogos de Vigo (localidad española en Galicia) nos pusieron en antecedentes de un nuevo lugar-mito de acceso a los dioses intraterrestres. Este lugar, en el sur de la selva venezolana, reúne todos los aspectos requeridos: extrañas luces, grutas inexploradas, seres vestidos de blanco descritos por los indígenas y vestigios arqueológicos abundantes.
Y, también en esta ocasión, los indígenas mantienen la esperanza de que los dioses escondidos en las entrañas de la Tierra retornen a la superficie como en su día había hecho el primer inca.
Sangrilá, Paititi, Shambalah, El Dorado, Agharta...
Igual que de arriba, los dioses redentores también pueden retomar desde abajo, desde mundos subterráneos...
© Carballal,1991
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