Además de los "platillos" de turbinas, hélices y otros tipos de propulsión, la aeronáutica terrestre ha dado forma a otras clases de aeronaves discoidales.
Ya en 1925, según se publicó en el número 413 (abril, 1975) de la Revista de Aeronáutica y Astronáutica, diseñadores soviéticos idearon un planeador con forma semicircular (más práctica que el ala circular), semejante a una gigantesca "D" con un gran timón de dirección en la parte posterior, la cual servía a la vez en todo su perímetro trasero de timón de profundidad. Se trataba del Planeador "Parábola" de Tscharanowsky, conservado en el Museo de Aviación de Leningrado, uno de los primeros de este tipo en el que los rusos mostraban espectaculares ejemplos de su entusiasmo por el vuelo a vela.
El "Parábola" no era más que el prefacio de otros "platillos volantes" construídos por los soviéticos a lo largo de la historia.
Mucho tiempo después, en diciembre de 1992, se presentaba públicamente el "Rossia". El "Rossia" es el primero de una serie de inmensos dirigibles con forma oval desarrollados a través del "Proyecto Termoplano", un proyecto científico del Instituto Aeronáutico de Moscú que pretende construir antes de 1995 una flota de más de cien dirigibles con forma de "platillo volante".
El "OVNI ruso", como lo bautizó inmediatamente la prensa científica, es un inmenso "platillo volante" de doscientos metros de diámetro y setenta de alto. Su esqueleto es similar al de los viejos zeppelines alemanes, aunque incorpora los últimos avances tecnológicos que han conseguido controlar totalmente el vuelo, salvando así a estos dirigibles de los caprichos metereológicos . Gracias a dos hélices embutidas de baja velocidad, conectadas a los motores, el "OVNI" nunca pierde el control.
El "Rossia", como los demás "platillos" del "Proyecto Termoplano" que le sucederán, puede volar hasta 5.000 km sin repostar, y según el comandante Ishkov, jefe de "Termoplano" "...gracias a su enorme capacidad de carga, los dirigibles son el transporte más eficaz y económico para llevar grandes cargamentos a zonas inhóspitas y poco comunicadas. Con estos proyectos queremos reconvertir la vieja industria de guerra soviética en un nuevo campo con usos civiles y sociales".
Según los cálculos efectuados por los ingenieros aeronáuticos de Moscú, el "platillo volante" de queroseno (su sistema de combustible) es entre 20 y 24 veces más eficaz y económico que los modernos helicópteros, cinco o seis veces mejor que los aeroplanos, y entre dos y tres veces superior a cualquier transporte automovilístico.
Con una capacidad de transporte de 600 toneladas, los motores de queroseno (el mismo que impulsa a los aviones convencionales) del "Rossia" pueden alcanzar los 220 km/h, aunque su velocidad media de crucero sea de 150 km/h.
Una de sus aplicaciones será la vigilancia de fronteras, ya que un radar situado en el "OVNI ruso" garantiza una cobertura seis veces superior al de los clásicos barcos guardacostas. De la misma forma, su autonomía es mucho mayor, permitiéndole abarcar un área de vigilancia de 450.000 km cuadrados; doce veces superior a la de un barco en el mismo período de tiempo.
El fruto de las experimentaciones soviéticas en laboratorio, utilizando los ALA-40 (pequeños miniplatillos probados en el Instituto de Aeronáutica desde 1989) dieron su fruto público con el "Rossian". Y qué duda cabe de que cualquier ciudadano soviético que presenciase el parsimonioso vuelo de un "platillo volante" de 200 m. de diámetro, juraría una y mil veces que se ha topado con una nave extraterrestre.
© Carballal,1991
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